Aunque no puede ver los pentagramas, este joven saca a oído canciones populares.
Para Víctor Augusto Muñoz, la música sólo hacía parte de su rehabilitación, pero poco a poco se convirtió en su opción de vida.
A los nueve años tenía claro que quería ser médico, pero una complicación con la válvula de Hakim, que le controla un problema de hidrocefalia que sufre desde su nacimiento, le hizo perder la visión y, de paso, desvanecer su sueño de ser doctor.
Seis meses después, durante su recuperación y antes de cumplir 10 años, un amigo del barrio San Diego de Pereira le regaló una organeta, que aprendió a tocar gracias a otra vecina, quien le enseñó lo que ella sabía empíricamente. El tiempo
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