En 1915 Julio participó en el actual teatro Liceo (entonces teatro Lorea) como segundo violín en la orquesta de la compañía de zarzuela, gracias al empresario De Bassi, que era amigo del padre. Pese a que pidió que no se lo contara al padre, éste se enteró y además de obligarlo a devolver los cinco pesos ganados por esa actuación lo tuvo como castigo ocho días en un rincón a pan y agua.
Francisco y Julio, sin embargo, habían comenzado a concurrir a lugares donde los maestros Roberto Firpo, Arolas, Cobián y otros músicos de su nivel ejecutaban música de tango y, a escondidas, empezaron a leer y practicarla.
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