jueves, 25 de octubre de 2012

sereno y honesto

Pero Blanning no se queda sólo en la música clásica. Estudia también los efectos de la mecanización de la reproducción musical sobre la música, que facilitó el paso de una sociedad de intérpretes a otra de oyentes en el siglo XX, que rompe los diques del clasismo musical, que enjaulaba la música en las grandes cortes y que le abre las puertas a la música a todos los oídos. Blanning encuadra a cada uno de los grandes genios de la música clásica dentro de un determinado contexto social y explica cómo su aparente o directa sumisión a la tiranía de los déspotas, al clero o a la nobleza, produjo el crecimiento de su prestigio social. Menciona, por ejemplo, el servilismo exagerado de Haydn, considerado como 'el padre de la sinfonía' y máximo representante del periodo clasista del  música, como "el fiel, afamado y rico criado" del  príncipe húngaro Nicolaus Estherhazy, a quien sirvió por 30 años. No es un secreto que Haydn firmó con Estherhazy  un contrato en 1761 en el que se comprometió, entre otras cosas, a ser un diligente funcionario de su casa, un empleado "gentil, modesto, sereno y honesto", y a vestirse siempre pulcramente, con librea, como los lacayos. Trabajó incansablemente y cedió a Estherhazy la propiedad de todas sus composiciones y se comprometió a componer la música que "su Alteza Serena" le pidiera, a no comunicar sus obras a ninguna persona sin su autorización y a no copiarlas.








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